Siempre que lo escucho pienso lo mismo. No puedo evitarlo. Entendedme, a estas alturas a uno le han dado demasiadas vueltas y ya sabe que nunca verá al lobo dormir con los corderos, que a lo mejor nadie cambia el capitalismo y que lo único que nos queda es esa pequeña trinchera del amor que aún (a lo mejor, también) es capaz de rescatarnos entre nosotros, de impulsarnos, de hacernos vivir mejor y todo eso.
¿Porqué empeñarnos en hacer de esto otra causa perdida?
Hablaba el otro dia con una buena amiga que decía que el problema es que no habia encontrado a su media naranja. En el imaginario colectivo de nuestra sociedad occidental hay, por alguna onomástica estupidez que aún no he logrado desentrañar, la idea de que somos seres incompletos que marchan a la deriva en busca de otra persona que les de lo que les falte. Esto es, que puedan utilizar (y subrayo) para suplir sus carencias, para cubrir sus necesidades, para asegurar su propio futuro, para depender en los momentos malos y agriar con esa dependencia los momentos buenos. Para no preocuparse económicamente el resto de sus días. Para amar con esa angustia en el filo de un dolor punzante tras los ojos cuando el amor se ha quemado por que el fuego del miedo ha hecho arder todos los bosques.
Puto Platón de los cojones y su mito del andrógino.
Si una relación de pareja es algo (y el amor tiene realmente algún significado todavía para nosotros, los de la comida rápida, el indie, la estética antes que la ética y el cine de quentin tarantino) es todo lo contrario. Porque no puede ser de otra manera y, además, es imposible.
El gran problema es que esta sociedad realmente ha creado, y crea como si fuesemos coches de una multinacional automovilistica, en cadena personas incompletas. El problema es que tenemos fallos y roturas por todas partes, y pensamos que ese alguien que encontremos debe ser un parche para todo lo que nos duele.
No se puede buscar a alguien para utirlizarlo como pegamento de lo roto. Hay que comenzar por hacer fuerte lo débil de uno mismo, por hacer saludable lo enfermo, por hacer valeroso lo que teme, por curtir con el sufrimiento de noches y noches (¡oh, hereje de una sociedad que sólo ansía lo rápidamente consumible!) lo dependiente.
Como decía Zaratustra, sin efusión de sangre no habrá redención de todo lo viejo.
Y así, como personas completas, fuertes e independientes, podemos darle algun significado, por pequeño o sin sentido que parezca, a esa palabra tan manida que es el amor.
Así la pregunta ya no será ¿Quieres ser mi media naranja?, sino Soy una naranja y tu otra naranja, ¿hacemos un árbol?
Porque si el amor es algo, esto es sinergia.
Y explosión de vida en todas las direcciones del espacio.